Ambiente y Localización Los aztecas o mexicas ocuparon la meseta central del altiplano de México, fundando su capital Tenochtiltlán a orillas del Lago Texcoco, ya que esa localización ofrecía óptimas condiciones para el asentamiento humano, con buena provisión de agua, flora y fauna. En su fase imperial, se expandieron por gran parte de México central, desde la costa atlántica hasta la costa pacífica. Economía La base de la economía Azteca fue la agricultura del maíz, pero cultivaban también frejoles, calabazas, ají, tomates y otros productos. Usualmente, lo hacían en las chinampas, esto es, campos artificiales que flotaban sobre el lago como verdaderas islas, pero en otras áreas desarrollaron una agricultura a gran escala, con la técnica de tala y roza. Existía la propiedad privada, el salario y un tributo, que cada calpulli debía pagar dos veces al año, lo que permitía al estado desarrollar obras arquitectónicas en lugares lejanos. El comercio jugó también un papel fundamental en la formación e integración del imperio. Se desarrollaba en dos niveles, el exterior para obtener bienes exóticos y de lujo para la nobleza (plumas, frutos, maderas, legumbres, herramientas, ropa, pescado, biscochos de maíz, etc.), y otro de menor escala, de mercados, para el abastecimiento local básico interno. Las semillas de cacao actuaban como valor de cambio. Arte El estilo Azteca estaba muy delimitado, basado en el simbolismo religioso. En piedra destacan las esculturas de los templos, que principalmente representaban a dioses y los bajo relieves en que se plasmaba, por ejemplo, a dirigentes en conmemoración de algún evento importante. Otro ejemplo, es la representación del Calendario Azteca, que medía el tiempo en un año de 365 días y cada 52 años se repetía el ciclo. La pintura mural se conserva poco, pero están los códices que consignan la historia, llevan las cuentas del imperio y relatan mitos. En ella se observa escritura ideográfica, es decir, donde cada símbolo representa una idea. En artes menores, destacan las máscaras funerarias de madera con incrustaciones de turquesa, obsidiana o nácar y los cráneos tallados en cristal de roca. En oro y plata hicieron collares, pectorales, brazaletes y otros adornos personales, así como estatuillas de dioses. Realizaron trabajo en plumas, como trajes ceremoniales, capas y escudos, con emblemas de rango y poder. Organización Social Los aztecas pasaron rápidamente de una sociedad igualitaria, a una altamente estratificada. La base de su organización estaba en el calpulli, una especie de clan que agrupaba a gente proveniente de un antepasado común, habitaban en un mismo barrio y eran propietarios de una tierra común. Cada uno, tenía jefes locales o calpolec, que era un cargo hereditario. Existían diferencias de clase, pero con cierta movilidad según mérito, principalmente en lo militar y religioso. La estructura puede verse como una pirámide, en cuya base están los esclavos (tlatlacotin), muchos capturados en guerra; el pueblo (macehualtin) compuesto por campesinos y mano de obra para las construcciones monumentales; el ciudadano común, que debía pagar tributo de acuerdo a su actividad y participar del ejército. Entremedio, mercaderes, luego pequeños comerciantes y artesanos. Y en la cúspide, la nobleza, que controlaba el poder político, económico, religioso y militar, encabezada por el tlatoani, elegido por un consejo entre los parientes del tlatoani fallecido. La nobleza estaba dividida entre militares, sacerdotes y funcionarios civiles, cada uno con una carrera y con sus deberes y derechos. Como la clase está ligada por sangre, se casaban con parientes cercanos, para mantenerla. Las diferencias sociales también se manifestaban en las instituciones, ya que existían escuelas y tribunales para cada estrato. Culto y Funebria La religión era el fundamento del Imperio Azteca. Cuenta con un panteón bastante amplio, encabezado por Uitzilopochtli, Dios del Sol y la Guerra; Tlaloc, Dios de la Lluvia; entre muchos otros. Según la mitología azteca, Quetzalcoatl, Dios del Viento, habría hecho renacer al pueblo en la última era, a partir de huesos y de su propia sangre. Por ello, los aztecas sentían la obligación de retribuirle con sangre, sobre todo para que el sol venciera a la oscuridad. Los sacrificios humanos pasaron a ser el ritual más importante. Los sacrificados provenían de distintas fuentes, había voluntarios y personas criadas para ello, para los cuales era un honor, pero también jugadores del Juego de Pelota, aunque la mayoría eran esclavos y prisioneros de las así llamadas “Guerras Floridas”, realizadas expresamente para este fin. El ritual se realizaba sobre piedras de sacrificio, donde la víctima, finamente ataviada, era sostenida por cuatro sacerdotes, mientras un quinto le abría el pecho con un cuchillo de piedra, para sacarle el corazón, que era arrojado al fuego o devorado por el captor. También había decapitaciones y ahogos. Otros rituales tienen que ver con festividades que se celebraban para cada dios, en los que participaban grupos selectos de músicos y poetas-cantantes, danzantes y acróbatas. La música se aprendía en escuelas especiales, utilizando variados instrumentos como bastones de hueso, sonajas, tambores, caracoles de mar, gongs de madera, etc. Los aztecas creían en la vida después de la muerte, así, una de las entidades anímicas viajaba al más allá, dirigida al Mundo de los Muertos, al Cielo del Sol, al lugar de Tláloc o al Árbol Nodriza, según la causa y condiciones de la muerte del individuo. Patrón de Asentamiento La arquitectura imperial tiene sus mayores exponentes en las construcciones sagradas y los edificios públicos. Los templos, si bien varían, son básicamente pirámides con una escalinata de acceso, en la cima de la cual se encuentra el santuario. Uno de los más importantes es el Templo Mayor de Tenochtitlán. Los palacios de la nobleza eran de variadas dimensiones y construcción. Según los primeros cronistas, tendrían varias habitaciones, vastas salas con columnas, patios interiores, terrazas y jardines. Las casas del pueblo eran de caña y barro, de piedra en las ciudades, pequeñas, de un piso, pero por lo general con jardín y un baño de vapor. En obras públicas destacan las ciudades fronterizas militares, y los acueductos y diques de Tenochtitlán. Historia La cultura Azteca, que se desarrolló durante el Período Post Clásico en Mesoamérica, tiene su origen, según su propia historia, en un grupo bárbaro, cazador – recolector, conocido como chichimecas (que significa raza de perros) que, emigrando desde Aztlán, se habrían instalado en un islote del lago Texcoco. Allí expulsaron a los tepenecas en 1370 d.C. y fundaron la ciudad de Tenochtitlán, en el lugar en que un águila devoraba una serpiente. Con otros grupos formaron una triple alianza que duró hasta que los aztecas se independizaron y comenzaron su expansión. En 1519, cuando el imperio era gobernado por Moctezuma II, llegaron los conquistadores españoles bajo el mando de Hernán Cortés, y aprovechando las enemistades que habían generado los aztecas entre sus vecinos, los derrotó rápidamente. Influencias toltecas y teotihuacanas habrían marcado el arte y la arquitectura Azteca. |
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